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25 de julio de 2016

¿Vivimos en un bucle vintage?


El otro día se coló en mis pensamientos una conversación de autobús entre dos chicos adolescentes acerca de sus películas favoritas. Ambos citaban cintas de los años 80 y 90 y me pareció muy sorprendente que se quedaran tan lejos en el tiempo.

Luego caí en la cuenta de que justo a mi lado se sentaba otro chico muy joven con una camiseta de Iron Maiden y unos cascos de los que se escapaba alguna nota musical de rock duro del de antes.

En la siguiente parada subió una chica que lucía un top de encaje de los que aún guarda mi madre de mi bisabuela, combinado con unos tejanos estropeados y parcheados con estudiada dejadez como los que solía lucir en mis años mozos.

Todas las tendencias antiguas conviven ahora en lo que llamamos "actual". Y lo que a través de la cultura de masas nos venden como "nuevo" no es más que una reedición descafeinada y con sacarina de lo que ya ocurrió. Incluso la política insiste en autonombrarse renovada y enseguida te das cuenta que está cargada de ideas del siglo pasado.

Por eso vamos a las fuentes, ahí donde eclosionó todo aunque no pertenezca a nuestra generación. Viajamos a través del tiempo para que unas notas musicales nos hagan volar como aquellos que oyeron por primera vez los acordes de Pink Floyd o se fasciraron observando un cuadro impresionista. Luego el fin de semana vamos a un mercadillo vintage para encontrar reliquias únicas de bisabuelas que den un toque de distinción a nuestro fondo de armario e imaginamos cómo vestían las mujeres en esas épocas. Y nos da por sacar una lista de Internet de los mejores clásicos para ir alternado su lectura con los bestsellers de turno.

Todas las tendencias funcionan. Se mezclan, reviven en cuestión de días. En este ir y venir cultural una que ya tiene una edad decide ahora viajar a su adolescencia y terminar este post con una joya del grunge mientras por la tele echan Tiburón, esperando que llegue realmente algo "nuevo" con lo que sorprenderse ;)

28 de octubre de 2013

Ârtica se propone descongelar el corazón


En el lugar más frío y recóndito del mundo puedes conectar sin esfuerzo con la calidez del corazón, allí donde solo unos pocos consiguen llegar, en el extremo más extremo, donde la línea de lo que empieza y lo que termina se difumina.

En ese lugar es donde se sitúa Ârtica. Muy cerca del olvido pero lo suficientemente lejos para conservar un leve y dulce recuerdo atenuado por la distancia.

Poco más de 10 quilómetros separaban este sábado mi casa y la pequeña casa de madera de Ârtica en el Passatge Insòlit de Santa Coloma de Gramanet. Una vez allí, me hice a la idea de lo que puede llegar a ser en un futuro el teletransporte. ¿No es el arte en ocasiones un instrumento para avanzarse a la tecnología y hacernos sentir con estupefacción lo que más adelante puede llegar a ser habitual?

Tengo el honor de ser una de las mecenas de Ârtica, de haber hecho mi pequeña aportación para que la compañía Ponten Pie haya hecho este proyecto realidad. Yo los había escogido porque me encantó Copacabana, su primer espectáculo, aunque cuando estuve delante de la casita de madera me hicieron sentir que finalmente fueron ellos los que me escogieron. Y es que uno a uno, toda la lista de asistentes de las 20 horas, teníamos el privilegio de ser los invitados que descubriríamos el secreto que se escondía dentro de la casa.

Y una vez dentro, en el frío, descubrí una historia contada de forma delicada y sutil, con especial esmero en resaltar los detalles. Varias historias contadas con el tiempo justo y con el ritmo que marca, implacable, el paso del tiempo. Poesía hecha teatro, teatro poético o como mejor suene pero con poesía.

Ârtica se acaba de estrenar, os recomiendo que los sigáis a través de Facebook para que no se os escapen las próximas fechas. En este tiempo en el que parece que toca vivir patinando por la vida agradeceréis que alguien haya tenido la valentía de parar el reloj y dedicarse a contar una historia con el tiempo que se merece y teniendo en cuenta que descubrir el secreto de Ârtica también te hace formar parte de su bella historia.

8 de octubre de 2013

L'Odèon de Canet de Mar encara espera una nova vida


Hi ha un municipi a Catalunya que per un visitant que circula en cotxe per la carretera N-II tot resseguint la costa del Maresme, passa estranyament desapercebut. Es trata de Canet de Mar. Té quelcom d'inquietant des de la carretera, de caòtic, d'oblit. Però, és realment així quan hi passeges? O és un fals aparador pels qui fem una ullada ràpida des del cotxe? Fa uns dies vaig decidir passejar-hi i descobrir-ho tot passejant pels seus carrers.

Era un dissabte de finals de l'estiu, al capvespre els carrers bullien de gent que caminava tranquil·lament i de tant en tant s'aturava en algun comerç. Els carrerons s'enfilaven recargolats, alguns molt estrets amb força vivendes dels antics estiuejants de ciutat molt ben restaurades. La gent es coneixia, es saludava i s'aturava per xerrar una bona estona. Em vaig creuar amb una senyora gran tota elegant i ben conjuntada, barret inclòs, que en adonar-se que la mirava més estona del compte, em va picar l'ullet i em va dir "bona tarda". Canet de Mar és un poble viu, càlid, acollidor, vaig pensar.

Em vaig quedar bocabadada observant les construccions modernistes d'en Puig i Cadafalch i d'en Domènech i Muntaner. Després he sabut que escultors com Josep Llimona o Carles Flotats també hi deixaren les seves obres.

Totes aquestes bones sensacions es van tallar de cop quan, tot enfilant les escales del darrera de l'església, vaig descobrir gens amagat un edifici en runes que tenia un esquelet de passat esplendorós. M'hi vaig acostar i un cartell hi deia "L'Odèon també es Canet". En un antiga placa explicava que Rafael Masó va dissenyar l'edifici, la cooperativa de consum més antiga de l'Estat Espanyol.

Aquí llegeixo que més endavant va ser conegut amb el nom de l'Odèon i va acollir un cinema, un forn... Als anys 70 va ser el primer local d'assaig dels Comediants i testimoni d'una revolució cultural que va convertir Canet de Mar en un pol d'atracció molt important.

L'Associació Cultural Plataforma Odèon pretèn tornar a donar vida a aquest espai, i ho fa a través de d'activitats culturals i reivindicatives. Llegeixo en aquest butlletí editat per l'associació que l'Ajuntament de Canet de Mar disposa de 220.000 euros per invertir en la rehabilitació de l'edifici. Són pocs diners, diuen, però és un nou començament després d'anys de litigis.

És una llàstima que espais així, de gran valor arquitectònic i històric, esperin tant de temps el moment de la reconstrucció. I em resulta paradoxal tenint en compte el moment que vivim a Catalunya de reinvindicació nacional. Ens podem permetre tenir un edifici històric d'aquest valor en aquest estat tant deplorable?

Quines coses té la vida: Aquesta plaça de Canet de Mar llueix aquesta nova decoració tant deplorable mentre un magnífic edifici històric espera ser reconstruït

Veient la decadència de l'Odèon pensava en la intensitat amb la qual aquesta construcció ha passat els anys. La gent el va fer imponent i també el va fer caure en la degradació. Ara el poden tornar a alçar, més enllà de la pròpia reconstrucció.

La façana inquietant de Canet de Mar em va temptar a passejar-hi. Allà vaig descobrir que la història d'un edfici pot hivernar a l'espera que els temps canvïin, que d'alguna forma canvïi la forma de pensar i d'actuar de les persones i que finalment trobin una manera de tornar a donar vida a quelcom que faci vibrar de nou les seves parets.

P.D.: Escrivint aquest post he pensat en la necessitat de fer un documental sobre l'evolució i l'estat actual de les associacions, ateneus i cooperatives de Catalunya. Tinc la sensació que estan deixant de tenir la força que tenien i la capacitat de generar un pensament alternatiu i de vegades transgressor que generaven.

Actualitació 20/10/13: Carme Segura, secretària de la ACPO em contesta un e-mail on diu que els 220.00 euros dels quals disposa l'Ajuntament actualment "no serviran per a realitzar gran cosa"(el pressupost inicial és de 2.000.000 euros). Afirma que els han dit que "les primeres intervencions d'aquest fase serà el fonament del pilar que va caure -i que va matar el treballador-, aixecar els sostres dels baixos i intentar que aquests quedin una mica arreglats per a poder retirar la tanca permitral que ara encercla l'Odèon".

25 de marzo de 2013

Un adiós solemne


Qué cómodo y sencillo se nos antoja siempre empezar. Pero y lo que cuesta cerrar puertas, despedirse, iniciar otros caminos. Cuando concluimos una etapa solemos hacerlo deprisa y corriendo, huyendo del dolor que nos causa desprendernos de algo que fue nuestro durante un largo tiempo, que nos gustara o no, convivió con nosotros y en cierto modo lo hicimos formar parte de nuestro ser.

La etapa industrial en España hace años que se está despidiendo dejando atrás años de vidas de muchas personas que han trabajado en la época de oro industrial, toda una vida en un mismo puesto de trabajo, con los mismos jefes y casi los mismos compañeros. Los cierres de estas empresas se han ido sucediendo y aún hoy seguimos teniendo noticias de nuevas "relocalizaciones industriales". El ajetreo del trabajo y de años de vida ya terminó en la mayoría de estas naves industriales, en ocasiones lo hizo de forma dramática, dejando la sensación de haber dado mucho que nunca será debidamente recompensado. El sueldo que estos trabajadores ganaban trabajando en estas fábricas y una buenísima capacidad de administración heredada de años de posguerra logró que toda una oleada de jóvenes pudiéramos ir a la universidad y soñáramos con un futuro que nos abría un abanico de oportunidades.

Estas personas y la vida que dejaron entre esas paredes gigantes de las fábricas merecen un adiós. Pero no un adiós fabricado de titulares de periódicos y breves en las páginas de sociedad. Merecen una despedida sentida y solemne como es el Requiem de Wolfgang Amadeus Mozart que interpretó la Jove Orquestra de Cerdanyola y los Coros 7 de música, el Orfeó Lleidatà i Universitat Rovira i Virgili y las voces solistas de la Fundación Victòria dels Àngels. Éste es el homenaje que recibieron hace unos días los trabajadores de la empresa Aiscondel de Cerdanyola del Vallès, muchos de ellos presentes entre las 800 personas de público que pasábamos el frío que hacía en el interior de la nave abandonada dejándonos cobijar por la magnífica interpretación del Requiem.

Los fantasmas de los que ahí trabajaron se sucedían entre las notas, aparecían sobre todo riendo, departiendo, haciéndose confidencias. Fueron muchas horas de trabajo repetido pero lo que por encima de todo se despegaba de esas paredes vacías era la vida, los momentos de luz y conexión que allí ocurrieron.

Ahora, de los escombros seguirá quedando el recuerdo, que se irá difuminando con el tiempo. Pero lo que esa catarsis provocó es la necesidad de un nuevo renacer. Seguramente no en ese lugar, quizá no ahora, pero tiene que ser pronto, en muchos lugares, porque lo necesitamos, lo estamos pidiendo a gritos a veces hasta sin darnos cuenta.

Os dejo con un vídeo que he creado con sensaciones de antes, durante y después del concierto, un pequeño homenaje a todo lo que allí sucedió durante tantos años. ¡Y a lo que está por venir!


Requiem de Mozart en Aiscondel from Montse Carrasco on Vimeo.
La decadencia de lo que en su momento fue un lugar lleno de vida: la fábrica Aiscondel de Cerdanyola del Vallès. La Jove Orquestra de Cerdanyola interpreta el Requiem de Mozart en las antiguas instalaciones de Aiscondel que, por unas horas, vuelven a llenarse de vida.
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