El otro día se coló en mis pensamientos una conversación de autobús entre dos chicos adolescentes acerca de sus películas favoritas. Ambos citaban cintas de los años 80 y 90 y me pareció muy sorprendente que se quedaran tan lejos en el tiempo.
Luego caí en la cuenta de que justo a mi lado se sentaba otro chico muy joven con una camiseta de Iron Maiden y unos cascos de los que se escapaba alguna nota musical de rock duro del de antes.
En la siguiente parada subió una chica que lucía un top de encaje de los que aún guarda mi madre de mi bisabuela, combinado con unos tejanos estropeados y parcheados con estudiada dejadez como los que solía lucir en mis años mozos.
Todas las tendencias antiguas conviven ahora en lo que llamamos "actual". Y lo que a través de la cultura de masas nos venden como "nuevo" no es más que una reedición descafeinada y con sacarina de lo que ya ocurrió. Incluso la política insiste en autonombrarse renovada y enseguida te das cuenta que está cargada de ideas del siglo pasado.
Por eso vamos a las fuentes, ahí donde eclosionó todo aunque no pertenezca a nuestra generación. Viajamos a través del tiempo para que unas notas musicales nos hagan volar como aquellos que oyeron por primera vez los acordes de Pink Floyd o se fasciraron observando un cuadro impresionista. Luego el fin de semana vamos a un mercadillo vintage para encontrar reliquias únicas de bisabuelas que den un toque de distinción a nuestro fondo de armario e imaginamos cómo vestían las mujeres en esas épocas. Y nos da por sacar una lista de Internet de los mejores clásicos para ir alternado su lectura con los bestsellers de turno.
Todas las tendencias funcionan. Se mezclan, reviven en cuestión de días. En este ir y venir cultural una que ya tiene una edad decide ahora viajar a su adolescencia y terminar este post con una joya del grunge mientras por la tele echan Tiburón, esperando que llegue realmente algo "nuevo" con lo que sorprenderse ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Enriquece este post con tu comentario!