Esta noche he tenido que verme a mi misma en una situación realmente embarazosa preguntado a Google esto que veis aquí arriba: "¿Quién soy?" ¿Cómo he llegado hasta aquí? Os lo cuento rápido:
Por la mañana he salido con el tiempo justo de casa y cuando me he subido al coche he encendido la radio y he escuchado que había retenciones en mi ruta habitual al trabajo. Mientras esperaba en el semáforo de siempre he tenido tiempo de consultar en el mapa de mi smartphone una ruta alternativa. Durante el día, he entrado al menos una decena de veces en Google para preguntarle cosas tan variopintas como "efectos del colesterol en las arterias", "móvil se escribe con v", "conjunción de la luna con Júpiter" o "cómo preparar unas alcachofas para el horno".
No es de extrañar pues que a estas horas, después de leer un artículo sobre psicología, me haya visto con la necesidad de teclear, siguiendo la inercia del día: "quien soy". Y cual ha sido mi sorpresa al descubrir que aunque Google sabe que una dieta rica en ácidos grasos saturados aumenta los niveles de LDL y a largo plazo esto puede llegar a producir aterosclerosis, que móvil en castellano se escribe con "v", que hoy se ha producido una conjunción de la luna con Júpiter y que para preparar las alcachofas al horno es necesario quitarles algunas hojas pero no demasiadas, aún no es capaz de aventurarse a saber quién soy (no soy una chica del barrio, tampoco me siento especialmente identificada con Disney aunque si me ponen El Rey León, la termino viendo seguro).
Y que queréis que os diga, he respirado aliviada después de pensar que aún hay cosas, las más importantes, que solo podemos aprender después de experimentar por nosotros mismos. Que vivimos obsesionados con consumir información, que en un principio parece que calma nuestra ansiedad cuando algo nos preocupa, pero que a largo plazo vemos que no es así, que llega a confundirnos más si la consumimos de forma indiscriminada. Que parece que necesitemos buscar explicaciones para absolutamente todo, cuando muchas veces hay cosas que se aprenden sin más, simplemente te las encuentras y basta. En definitiva, resguardémonos de la infoxicación.
Excelente análisis. Propio de una persona que realmente piensa su vida. Sabés, muchos viven inmiscuidos en el mundo del consumo, absorbidos por las redes sociales y nunca se detienen a pensar qué les están vendiendo. Me alegra ver que haya gente que aún se cuestione estos temas.
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