Estos días he mirado entre atónita y feliz, emocionada y un pelín desorientada cómo ha ido sucediendo la #spanishrevolution. Lo primero que se me ocurre al escribir este post es un ¡Aleluya!
Hemos llevado la utopía a las calles, la conversación a las plazas, hemos demostrado que podemos movilizarnos, que amamos nuestro presente y pensamos en el futuro y en el de nuestros hijos, en definitiva, que aún hay esperanza.
La #acampadaBCN el pasado miércoles |
He vivido una especie de deja vu. Me han venido a la mente las conversaciones que he ido teniendo estos últimos dos años con personas que he conocido a través de la redes sociales, he recordado tweets y conversaciones al hilo de Facebook y he leído en pancartas de Sol y Plaza Cataluña ideas que iban volando por las redes hace meses. Todo ello ha sido trasladado a la calle y acercado a personas ajenas aún al mundo 2.0 (de todas las edades), que han ido enriqueciendo los mensajes. La revolución era latente en Internet y finalmente ha tomado las plazas.
España ya no es un país que invita a huir despavorido. Es un lugar donde empieza a renacer la esperanza de construir entre todos un modelo de sociedad que sea más justo y equitativo e inspire (por qué no) a otras democracias.
He leído propuestas variopintas, unas me gustan más que otras (imposible estar de acuerdo en todo) pero se está gestando algo muy importante: las conciencias se han unido y están pidiendo a gritos ser escuchadas. Un mundo nuevo hace tiempo está despertando y ahora muchas personas lo ponen de manifiesto en las calles.
La palabra clave: "escuchar". Queremos que los gobiernos, las empresas y las instituciones con capacidad de decisión nos tengan en cuenta, que no decidan a nuestras espaldas. Es así de fácil y difícil a la vez. No sólo queremos que lo hagan "de fachada", queremos que nos lo demuestren. Por nuestra parte, también deberemos ser cada día más responsables con nuestras acciones y conscientes de las decisiones que vamos tomando en nuestra vida.
Bajo mi punto de vista, se trata de aceptar sin resistencias la llegada de un mundo nuevo. De apartar los viejos problemas para pensar en los nuevos, no perder energía pensando en debates estériles que no nos llevan a ningún lugar. Simplificar, facilitar, cooperar.
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