Un nuevo mundo te espera, a ti y a tu tribu. El único límite es el tiempo libre del que dispones. Puedes hacerlo casi todo. Construir un pequeño pueblo desde cero, siendo consciente de lo que no te gusta en el otro mundo. El material que nutre este nuevo mundo son los sueños, por eso llevas contigo la bandera de la utopía.
L@s primer@s que llegaron reciben a los nuevos habitantes. Todos son bienvenidos con la condición de que compartan y aporten valor con el objetivo de construir una civilización más avanzada. Se les invita a participar de la construcción, entienden que todas las contribuciones son necesarias, grandes y pequeñas, siempre que favorezcan a la comunidad y no intenten imponer su voz por encima de las demás.
A través de la web 2.0 construimos la Atlántida, nadie sabe dónde situarla, pero tenemos una especie de corazonada que nos dice que existe. Se produce una diáspora de ideas que dormitaban guardadas en un baúl. Una nueva forma de relacionarse en la que todo el mundo está al mismo nivel: empresas, personas, instituciones. Da fuerza a las voces individuales y rebaja voces que durante años habían sido preponderantes. Es una oportunidad para las personas de hacerse oír y emprender y también lo es para las empresas y las instituciones para estar cerca de estas personas, entender cómo piensan y asegurarse su presente y futuro situándose cerca de ellas.
Empresas e instituciones se vuelven más personas. A título individual, las personas pueden llegar a tener más influencia y relevancia que una institución. Sería un error que las personas, llegado este punto, se comporten como hicieron antaño las organizaciones, silenciando voces, negando la opinión y la aportación de valor. Difícilmente podremos construir algo nuevo o más acorde con nuestro ideal social si no contamos con todos los puntos de vista. Las reglas para empezar la partida parecen claras a estas alturas: claridad, transparencia, aportación de valor.
Quizá no sea necesario ponerse un traje de explorador y embarcarse para encontrar la Atlántida. Puede ser más fácil -o díficil- que eso: quitarnos de encima los prejuicios y estar dispuestos a aprender.
P.D.: Post inspirado en la Tribu Mopongo y en una conversación twittera con @manyez @monicamoro @tekuidamos y @luisluque donde se especulaba sobre la posibilidad que la Atlántida se situara en Tromso.