Foto de JP Corrêa Carvalho |
En el silencio y la tranquilidad de la noche acabo de escuchar el archivo de audio grabado en las profundidades marinas del terremoto de Japón. He visto multitud de imágenes del fenómeno que me han estremecido pero con este audio he sentido algo único, distinto. Immediatamente han venido a mi mente imágenes del intenso azul oscuro, enfundada en un traje de buzo y sintiendo con todos los poros de mi piel el vibrar intenso del agua.
En la inauguración de la pasada edición del Festival Internacional del Medio Ambiente (FICMA) en Barcelona vi el documental The Cove, una producción de gran espectacularidad visual que denuncia las matanzas sistemáticas de delfines en Japón y la vida en cautividad de estos animales. La película contiene imágenes muy fuertes e impactantes, aguas teñidas de rojo, delfines agonizantes que te dejan de piedra en la butaca. Una amiga no lo soportó, se tapó los ojos, pero de poco le sirvió porque hubo un momento del film en el que reprodujeron el sonido que habían grabado bajo el mar cuando se producía la matanza y sentimos un escalofrío que recorrió todo nuestro cuerpo. Ese audio nítido se apoderó de la sala y dio varias vueltas en nuestra mente. Terror, desamparo, socorro, resignación...todo estaba ahí, en esos sonidos tan extraños y a la vez tan evocadores de sentimientos y situaciones bien conocidas.
Estas dos experiencias me han hecho recordar mis años de radio y su poder mágico y evocador. "La radio genera la imagen hablada del mundo" he leído en esta lección de la doctora en comunicación Emma Rodero. En este mismo texto, se destaca la capacidad de este medio para crear imágenes en la mente de los oyentes y lo poco explotado que aún sigue estando. Creían algunos que el vídeo la mataría, pero la radio sigue muy viva. A través de las ondas sonoras o por Internet, su presente y futuro está asegurado. La inmediatez, la proximidad, la compañía que proporciona son insustituibles. Y si la radio evoca en el oyente imágenes, crear radio es hacer el camino inverso. Evocar imágenes para luego crear sonido, y como si de un investigador privado se tratara, buscar en hemerotecas y en el mundo que nos rodea, ruidos, música y efectos que nos lleven a esas imágenes.
Por desgracia, se hace poca radio que suponga producciones más pensadas y trabajadas. También es cierto que los podcasts abren la posibilidad para que cualquier persona se atreva a jugar con los sonidos. Por eso estoy segura que iremos viendo proyectos muy interesantes.
Si una imagen vale más que mil palabras y un sonido vale más que mil imágenes, ¿cuántas palabras vale un sonido?
En el silencio y la tranquilidad de la noche acabo de escuchar el archivo de audio grabado en las profundidades marinas del terremoto de Japón. He visto multitud de imágenes del fenómeno que me han estremecido pero con este audio he sentido algo único, distinto. Immediatamente han venido a mi mente imágenes del intenso azul oscuro, enfundada en un traje de buzo y sintiendo con todos los poros de mi piel el vibrar intenso del agua.
En la inauguración de la pasada edición del Festival Internacional del Medio Ambiente (FICMA) en Barcelona vi el documental The Cove, una producción de gran espectacularidad visual que denuncia las matanzas sistemáticas de delfines en Japón y la vida en cautividad de estos animales. La película contiene imágenes muy fuertes e impactantes, aguas teñidas de rojo, delfines agonizantes que te dejan de piedra en la butaca. Una amiga no lo soportó, se tapó los ojos, pero de poco le sirvió porque hubo un momento del film en el que reprodujeron el sonido que habían grabado bajo el mar cuando se producía la matanza y sentimos un escalofrío que recorrió todo nuestro cuerpo. Ese audio nítido se apoderó de la sala y dio varias vueltas en nuestra mente. Terror, desamparo, socorro, resignación...todo estaba ahí, en esos sonidos tan extraños y a la vez tan evocadores de sentimientos y situaciones bien conocidas.
Estas dos experiencias me han hecho recordar mis años de radio y su poder mágico y evocador. "La radio genera la imagen hablada del mundo" he leído en esta lección de la doctora en comunicación Emma Rodero. En este mismo texto, se destaca la capacidad de este medio para crear imágenes en la mente de los oyentes y lo poco explotado que aún sigue estando. Creían algunos que el vídeo la mataría, pero la radio sigue muy viva. A través de las ondas sonoras o por Internet, su presente y futuro está asegurado. La inmediatez, la proximidad, la compañía que proporciona son insustituibles. Y si la radio evoca en el oyente imágenes, crear radio es hacer el camino inverso. Evocar imágenes para luego crear sonido, y como si de un investigador privado se tratara, buscar en hemerotecas y en el mundo que nos rodea, ruidos, música y efectos que nos lleven a esas imágenes.
Por desgracia, se hace poca radio que suponga producciones más pensadas y trabajadas. También es cierto que los podcasts abren la posibilidad para que cualquier persona se atreva a jugar con los sonidos. Por eso estoy segura que iremos viendo proyectos muy interesantes.
Si una imagen vale más que mil palabras y un sonido vale más que mil imágenes, ¿cuántas palabras vale un sonido?
En la inauguración de la pasada edición del Festival Internacional del Medio Ambiente (FICMA) en Barcelona vi el documental The Cove, una producción de gran espectacularidad visual que denuncia las matanzas sistemáticas de delfines en Japón y la vida en cautividad de estos animales. La película contiene imágenes muy fuertes e impactantes, aguas teñidas de rojo, delfines agonizantes que te dejan de piedra en la butaca. Una amiga no lo soportó, se tapó los ojos, pero de poco le sirvió porque hubo un momento del film en el que reprodujeron el sonido que habían grabado bajo el mar cuando se producía la matanza y sentimos un escalofrío que recorrió todo nuestro cuerpo. Ese audio nítido se apoderó de la sala y dio varias vueltas en nuestra mente. Terror, desamparo, socorro, resignación...todo estaba ahí, en esos sonidos tan extraños y a la vez tan evocadores de sentimientos y situaciones bien conocidas.
Estas dos experiencias me han hecho recordar mis años de radio y su poder mágico y evocador. "La radio genera la imagen hablada del mundo" he leído en esta lección de la doctora en comunicación Emma Rodero. En este mismo texto, se destaca la capacidad de este medio para crear imágenes en la mente de los oyentes y lo poco explotado que aún sigue estando. Creían algunos que el vídeo la mataría, pero la radio sigue muy viva. A través de las ondas sonoras o por Internet, su presente y futuro está asegurado. La inmediatez, la proximidad, la compañía que proporciona son insustituibles. Y si la radio evoca en el oyente imágenes, crear radio es hacer el camino inverso. Evocar imágenes para luego crear sonido, y como si de un investigador privado se tratara, buscar en hemerotecas y en el mundo que nos rodea, ruidos, música y efectos que nos lleven a esas imágenes.
Por desgracia, se hace poca radio que suponga producciones más pensadas y trabajadas. También es cierto que los podcasts abren la posibilidad para que cualquier persona se atreva a jugar con los sonidos. Por eso estoy segura que iremos viendo proyectos muy interesantes.
Si una imagen vale más que mil palabras y un sonido vale más que mil imágenes, ¿cuántas palabras vale un sonido?
Interesante entrada!!! Estoy sumamente conmocionada con lo sucedido en Japón, pero también lo estaba cuando veía la matanza hacía los delfines, tengo sentimientos encontrados.
ResponderEliminarLa radio, es la mejor compañía del hombre, y la que esta al alcance de todos.
Buen blog.
¡Qué bueno! sensaciones compartidas. Gracias por descubrirlas :-)
ResponderEliminarGran reflexión. La radio, la música, tienen un encanto especial, para mí la información en la radio es directo, aunque te falten imágenes es fácil trasladarte a la noticia, evento o canción que esté sonando.
ResponderEliminar¿Y sabes qué es lo mejor cuando juegas con el sonido, Josete? que tu piensas un audio para una imagen que tienes en la cabeza pero cuando la persona lo escucha no recrea nunca la misma imagen que tu habías pensado. Tu sólo das la pauta para que la radio se reinvente en cada persona que la está escuchando. Fantástico!
ResponderEliminarTenía pendiente comentar aquí, debo decirte que estuve impactada durante días. Recordando sonidos marinos.Sabiendo que bajo el agua hay sonido aunque metamos la cabeza en el mar y no oigamos nada.
ResponderEliminarEl hombre es capaz de matar a semejantes de la manera más cruel ¿qué no hará con los que considera inferiores?
El mar ha demostrado ser más poderoso, de una manera contundente. Pero el hombre seguirá matando, dejando agonizante al delfín en su costa.
El sonido del sufrimiento del fondo del mar me ha dejado rota, indignada de pertenecer a este género capaz de cometer estos actos.
El sonido de su lamento se ha clavado directamente en mi corazón.
Un sonido que tendré para siempre en mi interior. Hasta mi muerte
Montse creo no se puede asignar un valor en la ecuación (sonido-imagen evocada-palabras que los representan)solo se complementan para una sinfonía -término que describe la sincronicidad de la percepción del instante-.
ResponderEliminarActualmente la carga emotiva de una imagen de alto impacto como una caricatura o un poster, dependiendo del caso,evoca un concepto y expresas WOW, o lo que salga.
Pero es el sonido el que te alerta; y en ese orden de ideas el planteamiento de un "discurso sonoro" ya es un paisaje que te convoca e integra en el mismo. Ejemplo de ello La Opera, el escenario del templo o los entrenamientos que involucran ordenes y ritmos como las marchas militares o los bombardeos que te obligan a una concentración en lo que sucede.
Independiente de lo anterior está el proceso físico de conversión de conceptos en vibraciones sonoras como palabras que el cerebro interioriza y este se acostumbra a lo que permitimos entrar por el oído y aceptamos como compañía -temor, al vacío,a la soledad de la nada- El iPod y su flujo de melodías llenan nuestras espectativas. Mirado desde tu campo de trabajo se podría expresar como: OÍDO SANO es aquel que se permite separar del ruido general las frecuencias que lo nutren.
Muchas gracias Juan Jose, me diste una pequeña alegría esta mañana cuando desperté y con el café en mano y unas notas de Bebo Valdés sonando de fondo, me encontré con tu comentario a este post que casi ya ni recordaba. Me hiciste despertar las neuronas lentamente... Gracias por tus aclaraciones, me gustó mucho la relación entre discurso sonoro y paisaje y como no, tu última definición de oído sano. Con tu permiso me la guardo en mi baúl de frases preferidas.
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