Me pregunto hasta qué punto soy consciente de las pequeñas cosas que puedo hacer para cuidar nuestra casita azul, y en consecuencia mi salud y la de los que me rodean. Ahí va una receta:
- 15 minutos de tiempo.
- Un paseo por un mercado cercano a casa.
- Fluir en una pequeña conversación.
Cada vez son más numerosas las fruterías y verdulerías en los pueblos y ciudades. Pero a la vez, a medida que aumentan en número, disminuyen estrepitosamente en calidad. Todo sabe a lo mismo: a nada. Busqué opciones de cajas de fruta y verdura ecológica que te envían a casa cada cierto tiempo, pero lo desestimé por problemas logísticos.
Cada vez son más numerosas las fruterías y verdulerías en los pueblos y ciudades. Pero a la vez, a medida que aumentan en número, disminuyen estrepitosamente en calidad. Todo sabe a lo mismo: a nada. Busqué opciones de cajas de fruta y verdura ecológica que te envían a casa cada cierto tiempo, pero lo desestimé por problemas logísticos.
Llevaba ya cierto tiempo fijada en este tema, hasta que un día entré en el mercado del pueblo vecino y me llamó la atención una parada pequeñita que tenía carteles de “Cosecha propia”. Compré piezas de distintas frutas y verduras y le pregunté al señor dónde estaba su huerto. Y cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que estaba al ladito de mi casa. Así que ahora, cuando llego del trabajo, veo cómo maduran las berenjenas y judías y sé cuándo estarán ricas para ir a comprarlas. Además son berenjenas que saben a berenjenas y judías que saben a judías.
Esta es mi compra saludable sostenible: menos contaminación en el transporte de alimentos, mayores beneficios para el productor, y en consecuencia, para la zona donde vivo, y un sabor inigualable que imagino tendrá algo que ver con el aporte de vitaminas. Muy bonito todo… sólo me acecha una duda: ¿hasta cuándo podrá mantener el señor su huertecito frente la presión urbanística?
Esta es mi compra saludable sostenible: menos contaminación en el transporte de alimentos, mayores beneficios para el productor, y en consecuencia, para la zona donde vivo, y un sabor inigualable que imagino tendrá algo que ver con el aporte de vitaminas. Muy bonito todo… sólo me acecha una duda: ¿hasta cuándo podrá mantener el señor su huertecito frente la presión urbanística?
¡Disfrutémoslo mientras dure!
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